Malo conocido

 

(Publicado en Diario SUR de Málaga el 19 de septiembre de 2021)



Las reglas del juego (XXIII)            




    Las razones para incrementar la participación de los jueces en la elección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) son hoy tan atendibles como las que se esgrimieron en 1985 en sentido contrario, cuando se reformó la Ley para que todos sus vocales fueran elegidos por el Congreso y el Senado. Y es que las necesidades de nuestra democracia no son ahora las mismas que hace cuarenta años: entonces, la elección parlamentaria de la totalidad del CGPJ fue la receta elegida para abordar, con éxito, la renovación de la judicatura, que seguía siendo en gran medida la misma que en el franquismo. Ha pasado una generación y el problema ya no es asegurar la lealtad constitucional de los jueces, sino consolidar el principio de separación de poderes que, en las democracias contemporáneas, significa sobre todo consolidar la independencia del Poder Judicial. Tan disfuncional es hoy el protagonismo absoluto del Parlamento en la designación del Consejo como lo era entonces someter a una lógica corporativista los nombramientos de la cúpula judicial.

    Tampoco se puede ignorar lo que ha venido pasando todos estos años, en los que no se han evitado ninguno de los riesgos que ya advirtió el Tribunal Constitucional cuando, con muchas cautelas, declaró que la designación parlamentaria de la totalidad del CGPJ no era necesariamente inconstitucional. Ha sido particularmente perniciosa la instauración de las cuotas de partido, frente a las que nada han podido mecanismos en principio diseñados para combatirla. A ello hay que sumar que las presidencias de ambas Cámaras no han sabido defender el protagonismo del Parlamento ante al papel cada vez más relevante del Gobierno, o que el propio Consejo ha abdicado por completo de la facultad que constitucionalmente se le atribuye para elegir a su presidente.

    Los principales partidos (salvo cuando ocupan el Gobierno) coinciden en que la elección exclusivamente parlamentaria del CGPJ es manifiestamente mejorable. Pero, como todo lo malo, también puede empeorar. Y en esas estamos: de seguir el actual bloqueo, empezaremos a echarla de menos.

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