Un discurso necesario

    ( Publicado en Diario SUR de Málaga  el 27 de diciembre de 2020                 

 Las reglas del juego (VI)

Solo habría una razón para instaurar la república

De las tres posibles razones que podrían alegarse para instaurar una república en España, solo una parece tener un fundamento sólido. La segunda sería discutible, pero ni siquiera se suele mencionar, y la tercera es sencillamente falsa, aunque sea la más escuchada.

La falsa es la que equipara república y democracia, una verdad incontestable hasta hace un siglo y desde hace muchos años un relato ficticio, que se deshace al contrastarlo con la realidad. A pesar de ello, se esgrime con frecuencia y con notable éxito, como todo lo que en la política de nuestro tiempo pretende activar las emociones más que el intelecto. La podríamos llamar la tesis de la república sentimental. 

La segunda razón es la que defiende que una jefatura del Estado republicana haría que marchara mejor nuestro régimen constitucional: la tesis de la república funcional. Sería una propuesta digna de discusión, aunque a mi juicio tendría pocas posibilidades de éxito. Es una lástima que los que abogan por la república hayan renunciado a proporcionar argumentos en su apoyo, convencidos, al parecer, de que es suficiente con agitar la tricolor y apelar al sentimiento republicano.

Si descartamos las anteriores, la única razón para instaurar la república sería que el Rey, o los miembros de la familia real, dejaran de ejercer sus funciones con la ejemplaridad que exige su cargo y con los límites que le impone la Constitución. Los escasos argumentos a favor de la república como alternativa a la monarquía parlamentaria se multiplicarían si habláramos de la república como alternativa a un mal Rey: nadie se iba a poner a buscar otro. 

La intención del Rey Felipe la pasada Nochebuena ha sido conjurar ese riesgo. También la del Gobierno (o, al menos, parte de él) que es el que habla por la boca del Rey cuando este se dirige a la Nación. Ha sido un discurso necesario para fortalecer la monarquía parlamentaria que establece la Constitución.