Resacas electorales

 

(Publicado en Diario SUR de Málaga el 7 de febrero de 2021) 

   Las reglas del juego (IX)              


 

     Se gobierna mejor sin elecciones a cada poco

    Se dice que las elecciones son las fiestas de la democracia, pero a una democracia madura, como a todos los que tenemos cierta edad, le conviene dejar pasar un tiempo prudencial entre una y la siguiente. Hace ya tiempo que Alain Minc habló de «borrachera democrática» para referirse a la incidencia de la demoscopia en la democracia. Las elecciones producen su particular resaca, que, a diferencia de la otra, muestra sus efectos durante las semanas previas a la fiesta.

    En democracia, las elecciones dotan de legitimidad al sistema, permiten que la sociedad esté representada en las instituciones y deciden quién va a gobernar. Votamos para producir legitimidad, representación y gobierno. Sobre esto último hay una precisión importante: las elecciones sirven para generar gobierno, pero es la ausencia temporal de éstas la que permite la gobernabilidad. Que el gobierno no sea elegido por el pueblo nos lleva directamente a la dictadura, pero cuando el pueblo estamos continuamente votando se dificultan enormemente la existencia de políticas públicas en cuyo diseño deben pesar también otros factores además de las expectativas electorales. La articulación en forma de acciones de gobierno de los intereses divergentes presentes en una sociedad plural como la nuestra es un trabajo que nuestros representantes hacen mucho mejor cuando no tienen elecciones a la vuelta de la esquina.

En la política constitucional, el tiempo es un factor importante: hay uno para votar y otro para gobernar. Por eso la Constitución garantiza elecciones periódicas al tiempo que intenta que no sean excesivamente frecuentes. Pese a ello, la generalización de la posibilidad de disolución anticipada de los parlamentos autonómicos y la fragmentación electoral que propició el fin del bipartidismo han traído consigo una agenda política plagada de elecciones. Los casi dos años que van de las catalanas de la semana próxima a las andaluzas de diciembre del año que viene supondrán una nueva ventana de oportunidad para gobernar. Deberíamos aprovecharla.




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