Un rapero en prisión

 

(Publicado en Diario SUR de Málaga el 21 de febrero de 2021) 

   Las reglas del juego (X)              

Casi nunca se debe ir a la cárcel por opinar



    Ni el Convenio Europeo de Derechos Humanos ni la Constitución impiden que existan delitos de expresión con penas de privación de libertad. Pero ir a la cárcel por opinar debe ser algo excepcional. Contra lo que se suele pensar, no es porque la Constitución o el Convenio consideren que son dignas de protección todas las opiniones, sino porque solo así se consigue que aquellas que sin duda lo son puedan llegar a expresarse. Por eso no se debe sancionar a quien canta que los policías son «mercenarios de mierda»: para no mandar un mensaje desalentador (¡Ojo con lo que dices!) a todo el que pretenda denunciar un acto de brutalidad policial. Se trata, pues, de tolerar opiniones que posiblemente no lo merezcan con tal de no empobrecer el debate público. Pero no siempre: el límite de la opinión tolerable lo marcan sus posibles consecuencias. Por eso se debe sancionar a quien canta «¡Muerte a los Borbones!», pero solo si la canción incita a cometer un atentado o crea un riesgo serio de que suceda (lo mismo ocurre, por ejemplo, con quien clama contra un fraude electoral si de ese modo incita a asaltar el Capitolio).

    Según el Tribunal Supremo, por unos meses no habrá que tolerar que el rapero que cantó esas lindezas siga dando conciertos. Se encuentra en la cárcel por reincidente. Sus anteriores éxitos, por los que ya fue condenado aunque sin ingresar en prisión, incluyen «merece que explote el coche de Patxi López» o «no me da pena tu tiro en la nuca, pepero o socialista». Es muy posible que se haya sobrevalorado el riesgo de que por escucharlo se coloque un explosivo bajo el coche de los militantes de esos partidos o los maten a tiros. De lo que no cabe duda es de que ambas cosas pasaban hasta hace unos años en nuestro país y de que también entonces había quien las jaleaba. Quien hoy evoca aquella época no merece convertirse en un icono de la libertad de expresión, es solo un tipo que canta canciones con letras despreciables. Alguien debería componer un rap para decirlo, ahora que han florecido sus admiradores.

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