(Publicado en Diario SUR de Málaga el 5 de enero de 2025 ) - Las reglas del juego (LXXIX) - Franco llegó al poder tras un golpe de Estado y una sangrienta guerra civil. Consiguió implantar una dictadura que no terminó hasta su muerte, cuarenta años después y por causas naturales. Fue el último reducto del fascismo en Europa y, cuando este fue derrotado en el continente, se las apañó para sobrevivir en la nueva geopolítica que nació de la IIª Guerra Mundial sin perder un ápice de autoritarismo. Hay que saber apreciar los matices (una costumbre en tiempos muy apreciada, pero que está pasando de moda a una velocidad vertiginosa) para condenar el franquismo como el régimen autoritario que fue desde su inicio hasta su final y al mismo tiempo reconocer el relevante papel que tuvieron algunos de los sectores sociales que lo apoyaron en la construcción de la democracia que vino después. No hubo un franquismo bueno y otro malo, pero sí hubo franquistas que decid...
(Publicado en Diario SUR de Málaga el 6 de julio de 2025 ) - Las reglas del juego (XCIII) - Todavía no he leído la Sentencia del Tribunal Constitucional que declara que la amnistía a los condenados por los delitos cometidos durante el procés no es contraria a la Constitución. Hasta donde sé, no ha sido aún publicada oficialmente, ni la decisión de la mayoría ni los correspondientes votos particulares. No esperen por mi parte un comentario inevitablemente poco fundado sobre su contenido. Pero no es necesario leerla para calificarla como uno de los peores resultados que cabría esperar tras haber sometido la Ley de amnistía al control de constitucionalidad. El Consejo de Europa, por boca de la Comisión de Venecia, su órgano especializado en definir los estándares democráticos que deben respetar sus Estados miembros, ya nos advirtió del principal problema que enfrentaba a la amnistía con el Estado de Derecho: una medida de tal calad...
(Publicado en Diario SUR de Málaga el 25 de mayo de 2025 ) - Las reglas del juego (XCI) - La denostada frase pronunciada en los años noventa del pasado siglo por un dirigente autonómico de un partido político entonces en el gobierno, «yo estoy en política para forrarme», encuentra hoy una nueva versión en la que se podría atribuir a un dirigente autonómico de otro partido actualmente en el gobierno, con la que comparte algo más que una rima en consonante: «yo estoy en política para aforarme». Quien quiera ver en esto una evolución positiva (al fin y al cabo, no sería tan grave lo segundo como lo primero), debería reparar en que ambas conductas pueden estar muy relacionadas, o al menos esa es la idea que va calando en la opinión pública, que está cada vez más convencida de que aforarse es el primer paso para forrarse. Una creencia que alimenta la extendida fe en la antipolítica que profesan una parte de nuestros conciudadanos y que nuestros líderes no de...
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