(Publicado en Diario SUR de Málaga el 5 de enero de 2025 ) - Las reglas del juego (LXXIX) - Franco llegó al poder tras un golpe de Estado y una sangrienta guerra civil. Consiguió implantar una dictadura que no terminó hasta su muerte, cuarenta años después y por causas naturales. Fue el último reducto del fascismo en Europa y, cuando este fue derrotado en el continente, se las apañó para sobrevivir en la nueva geopolítica que nació de la IIª Guerra Mundial sin perder un ápice de autoritarismo. Hay que saber apreciar los matices (una costumbre en tiempos muy apreciada, pero que está pasando de moda a una velocidad vertiginosa) para condenar el franquismo como el régimen autoritario que fue desde su inicio hasta su final y al mismo tiempo reconocer el relevante papel que tuvieron algunos de los sectores sociales que lo apoyaron en la construcción de la democracia que vino después. No hubo un franquismo bueno y otro malo, pero sí hubo franquistas que decid...
(Publicado en Diario SUR de Málaga el 2 de febrero de 2025 ) - Las reglas del juego (LXXXI) - Google Maps va a renombrar el golfo de México y lo llamará «golfo de América», siguiendo los deseos del nuevo presidente de los Estados Unidos. Cuidado, porque las cosas acaban siendo del modo del que las nombramos: por ejemplo, hace tiempo que los estadounidenses, no sólo su presidente, se apropiaron del término «América» para referirse no a la totalidad del continente, sino solo a su país. Algo parecido ocurre con el uso de palabras inadecuadas para lo que está regulado por la Constitución: se corre el riesgo de que esta acabe debilitándose, perdiendo su utilidad, que no es otra que someter a límites las decisiones de los poderosos. Los avatares del conocido como «decreto ómnibus» son un excelente ejemplo: lo que todo el mundo llama «decreto», no es tal cosa, pues el Gobierno puede libremente aprobar decretos sin pedir permiso al Congreso, sino una Ley ...
(Publicado en Diario SUR de Málaga el 10 de noviembre de 2024 ) - Las reglas del juego (LXXV) - Dice la Constitución que el rey es símbolo de la permanencia del Estado. Si quieren saber qué significa eso, echen un vistazo a las imágenes de su visita a Paiporta el pasado domingo, en la que Felipe y Letizia empezaron recibiendo bolas de barro y terminaron abrazando a los vecinos. Nadie mejor que su más alto representante para soportar la ira de los que denunciaban que el Estado los había desamparado; y nadie mejor para, a continuación, hacer ver con sus gestos que, aunque tarde, el Estado volvería a estar de su lado. «Hay que garantizar que el Estado, en todos sus niveles, está presente», declaró después el rey. Hasta entonces, muchos lo habían echado de menos. «Esto es una democracia», contestó el rey a uno de los vecinos que le exigió que el Gobierno presentara su dimisión. Es precisamente por esta razón que la Constitución dice también que los actos de...
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