Votar donde se vive

  


(Publicado en Diario SUR de Málaga el 18 de abril de 2021)


Las reglas del juego (XIV)





    El litigio sobre la candidatura de Toni Cantó en las elecciones autonómicas de Madrid ha puesto de manifiesto que el empadronamiento puede plantear problemas cuando se aplica como condición para ejercer el derecho de sufragio. Pero también que es una cuestión con una importancia relativa.

    Frente a lo que se puede pensar a primera vista, nuestro derecho electoral no impide que se pueda ser candidato por una circunscripción electoral distinta de aquella en la que se vota: lo que impide es que se pueda ser candidato en unas elecciones en las que no se puede votar. En el improbable caso de que algún partido me admitiera en sus listas, yo podría presentarme por Madrid en las elecciones generales o en las municipales, aunque el día de las elecciones tendría que venir a Málaga a depositar mi voto, pues es aquí donde estoy empadronado. Lo que no podría es ser candidato en las elecciones autonómicas madrileñas, pues son elecciones en las que yo no puedo votar, precisamente por no residir en aquella Comunidad (o en el extranjero, si allí fue mi última residencia en España). Ahora bien, y de ahí su importancia relativa, no ser candidato no impide a Cantó hacer campaña electoral como si lo fuera ni tampoco le impedirá, si los votos acompañan al partido con el que ahora simpatiza (y ese sentimiento sigue siendo recíproco) sentarse en la propia Asamblea como consejero del Gobierno regional.

    Por el contrario, cuando la residencia no es solo una condición para ejercer el sufragio, sino un criterio que se ignora al decidir quien debe ser y quien no titular de ese derecho fundamental, se plantean cuestiones de mayor calado para una democracia. Nuestro derecho electoral excluye a los que viven en nuestro país pero no tienen la nacionalidad española, con la excepción de los ciudadanos de la UE o de unos pocos países iberoamericanos, que además podrán ser candidatos (solo los europeos) o votar exclusivamente en las elecciones locales. El reto del voto de los residentes no nacionales será, sin duda, uno de los que deberá afrontar la legislación electoral del futuro.

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