Dónde dijo digo

Pedro Sánchez, en la sesión de investidura 

FOTO: ULY MARTÍN / VÍDEO: ATLAS (ATLAS)

(Publicado en Diario SUR de Málaga el 27 de junio  de 2021)

Las reglas del juego (XIX)            

  

    

    El presidente del Gobierno ha indultado a los presos del procés después de haber dicho lo contrario de forma contundente («no es no, nunca es nunca, falso es falso») y sin haber proporcionado una explicación plausible, no ya sobre la utilidad de los indultos, sino sobre las razones de un cambio de opinión tan radical. Que lo dijera en campaña electoral para algunos es una disculpa y para otros un agravante: los primeros piensan que solo los ilusos se creen las promesas electorales, los segundos que un candidato queda comprometido ante los electores cuando les da su palabra a cambio de su voto. Aunque para todas las democracias es importante que los políticos no pierdan credibilidad, desde el punto de vista constitucional es irrelevante que una promesa electoral se incumpla: en nuestro sistema parlamentario, el Gobierno no se sustenta en la confianza de los electores, sino en la del Congreso de los Diputados. 

    Por eso, si hay palabras que comprometen constitucionalmente a un presidente no son las de la campaña electoral, sino las de la tribuna del Congreso al solicitar la investidura, cuando la Constitución le exige que pida la confianza de la Cámara después de exponer el programa político del Gobierno que pretende formar. Nada se dijo entonces de indultar o no indultar, pues en los discursos de aquel día no se mencionó esta cuestión. Podemos, pues, afirmar que la confianza otorgada al presidente ni ampara la decisión de concederlos ni se basó en la promesa de no hacerlo.

    Cuando un Gobierno toma una decisión política trascendental que no estaba en su programa de investidura, puede ser conveniente que solicite en el Congreso revalidar el apoyo que en su día se le otorgó para gobernar. El procedimiento constitucionalmente previsto para ello se llama cuestión de confianza. Hoy está en desuso, pero también lo estaban hasta hace poco las mociones de censura, las investiduras fallidas o las repeticiones electorales. No habría que descartar una nueva mutación constitucional.