Berlín, Lima, Barcelona

  





(Publicado en Diario SUR de Málaga el 11 de diciembre de 2022)

- Las reglas del juego (LIII) -


    Los que enseñamos Derecho Constitucional sabemos que muy a menudo la realidad ofrece el mejor espejo para que nuestros estudiantes entiendan que la Constitución tiene mucho que ver con sus propias vidas. Ha vuelto a pasar en estos días: después de unas cuantas semanas dándole vueltas, desde la teoría, a lo que distingue la rebelión de la sedición, la realidad va y nos ofrece un excelente caso práctico; mejor dicho, dos.

    Perú y Alemania son países muy distintos, pero ambos comparten con el nuestro la fragilidad propia de las democracias constitucionales. Incluso las más consolidadas no pueden dejar de estar vigilantes, pues nunca son completamente inmunes a los ataques contra el orden constitucional. Casi simultáneamente, los enemigos de la Constitución han intentado agredirla en el país andino y en el centroeuropeo: mientras que un grupo de extrema derecha conspiraba para asaltar la sede del parlamento federal en Berlín, un presidente de izquierdas, democráticamente elegido, pretendía en Lima evadirse al control del Congreso de la República, decretando ilegalmente su disolución. 

    Estamos ante dos peligrosos atentados contra la Constitución, ambos afortunadamente fracasados, aunque con diferencias significativas entre ellos: por una parte, un grupo de nostálgicos neofascistas que, al no disponer de ninguna presencia institucional, pretenden acabar con la democracia con el único recurso del que disponen, ahogándola en sangre: la violencia cualifica sus intenciones con una gravedad añadida, aproximándola a lo que en nuestro país entendemos por rebelión. Por otra parte, un presidente de la República en ejercicio que sólo necesita poner al servicio de su afán de poder los recursos que la propia Constitución otorga a la alta magistratura que desempeña: algo más cercano a lo que, según nuestro Tribunal Supremo, debemos entender por sedición. 

    La declaración unilateral de independencia que tuvo lugar en Barcelona en 2017 (y que también fracasó) se parece mucho más a lo sucedido en Lima que a lo que pretendían hacer en Berlín. Esas diferencias no pueden ocultar, sin embargo, lo que todas tienen en común: un ataque a la Constitución de entidad suficiente como para merecer estar tipificadas en el Código Penal.


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