Integridad electoral

 



(Publicado en Diario SUR de Málaga el 28 de mayo de 2023)

- Las reglas del juego (LXV) - 


Si ha decidido usted votar en las elecciones de hoy, puede confiar plenamente en que su voto, junto con el del resto de los electores, será correctamente escrutado por la mesa electoral, presidida por un ciudadano designado por sorteo; y que lo hará mediante un recuento ante los interventores y apoderados de los partidos y de todos los que hayan decidido quedarse a presenciarlo tras el cierre de los colegios electorales (si nunca lo ha hecho, pruebe: es emocionante ver la democracia en acción). 

Cuando esta noche se anuncie la distribución de escaños en los nuevos ayuntamientos y parlamentos autonómicos, también podrá tener la seguridad de que los resultados, difundidos por las administraciones públicas que colaboran en el proceso electoral, reflejarán la voluntad expresada por los ciudadanos. 

Y cuando decida irse a dormir, hágalo con la tranquilidad de saber que las posibles discrepancias (las habrá: hoy se cuentan, una a una, millones de papeletas, se suman millones de votos y se firman miles de actas) serán resueltas en unos días por juntas electorales formadas por jueces y representantes de las candidaturas que ratificarán el escrutinio definitivo, pues el que se conocerá esta noche es sólo provisional. 

El voto manual en papel, la composición de las mesas electorales por sorteo, el control de los representantes de los partidos, la intervención de la administración electoral y el control judicial son elementos que hacen que la integridad de nuestro sistema electoral sea una de las más reconocidas del mundo. Pero ningún sistema electoral puede garantizar completamente que no haya electores que decidan vender su voto al mejor postor y que no haya candidatos dispuestos a pagar ese precio. 

Comprar votos es un delito que se castiga con penas que pueden llegar a la privación de libertad. No parece una práctica extendida que pueda llegar a comprometer la integridad del sistema, pero debe atajarse de raíz, pues también es un fraude a la democracia. La integridad electoral se basa en que los resultados electorales se correspondan fielmente con la voluntad de los electores, pero el que vende su voto por dinero introduce en la urna una papeleta que no representa su voluntad, sino la de su comprador.




 

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