Repetidores


 




(Publicado en Diario SUR de Málaga el 9 de julio de 2023)

- Las reglas del juego (LXVIII) - 


Ahora que en la universidad española ya nadie habla de alumnos repetidores (aunque haberlos, haylos), el término caerá inevitablemente en desuso si no le buscamos una nueva utilidad. Los vientos que soplan alertando (o alentando) el riesgo, de nuevo, de repetición de las elecciones, nos proporcionan una excelente oportunidad para intentarlo: serían políticos repetidores los que, votados por el pueblo soberano en elecciones autonómicas o generales, volvieran a presentarse en una repetición electoral después de no haber sido capaces de aprobar la primera asignatura a la que se enfrentan como diputados en las Cortes Generales o en los Parlamentos Autonómicos, es decir, investir a un nuevo presidente del Gobierno de España o a un nuevo presidente de la respectiva Comunidad Autónoma.

A los políticos repetidores y a los estudiantes a los que antes llamábamos de esa manera se les aplican ya normas en cierto modo similares: a ambos se les da una segunda oportunidad al poco tiempo de haber suspendido (48 horas después de la primera votación o apenas unas semanas después del examen que no consiguieron superar), en la que suelen rebajarse las exigencias (bastando la mayoría simple en lugar de la absoluta o un conocimiento del programa que en el primer examen permitiría alcanzar con suerte un suspenso alto). Además, ambos tienen un número limitado de oportunidades para aprobar, pues tanto los políticos como los estudiantes se van obligatoriamente a su casa cuando siguen sin remedio fracasando en su intento, los primeros tras dos meses de votaciones fallidas y los segundos tras seis convocatorias en las universidades más generosas (la mía, por ejemplo).

Aunque no es en absoluto descartable que en algunos casos estemos hablando de las mismas personas, lo cierto es que los políticos repetidores gozan de una indudable ventaja sobre los alumnos que antaño llamábamos de la misma manera: estos, agotadas sus convocatorias, no pueden volver a matricularse, mientras que aquellos, disueltas las cámaras a causa de su propia incapacidad para alcanzar un acuerdo, pueden como ya se ha dicho volver a presentarse en la repetición electoral. Los igualaría una quimérica cláusula de inelegibilidad que impidiera a los políticos repetidores volver a ser candidatos en las elecciones repetidas. Sería una medida que incentivaría los acuerdos de investidura incluso en las cámaras más fragmentadas.


 

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